De nuevo nos encontramos en nuestras interesantes reuniones, a través de las cuales, tomamos conciencia de las sucesivas transformaciones que se están produciendo en todos los niveles cósmicos y que, por supuesto, están afectando las bases arquetípicas humanas, llegado el momento de su profunda transformación. En este mes, se alcanza la importante y espléndida luz de Leo, que pese a ofrecer gran resistencia a los cambios por ser un signo fijo, junto con su opuesto Acuario, así como Tauro y Escorpio, va a someterse a la acción sagrada más elevada, que va a conducirlo a erigirse en un nuevo reino. Este nuevo reino, tendrá connotaciones mucho más elevadas y por supuesto, transegoicas, pues esa es su finalidad.
Todos hemos podido advertir la mayestática presencia de Leo, en una reunión, en un escenario o bien en un conflicto, sea con intención o no, Leo destaca sobre el resto, pues es esa y no otra su naturaleza.
Cuando el Leo egoico camina, lo hace sin dudas, sin contemplaciones, pero si con muchos privilegios. No duda, en arremeter con su fiereza sobre el débil, no duda en sentirse superlativo ante el resto y tampoco duda en ofrecer al otro, todas sus dotes de dominio. No tiene contemplaciones a la hora de despreciar al otro por sus carencias de poder, tampoco tiene contemplaciones en demostrar su melena, uno más de sus símbolos de poder, para que todos sepan que no pueden jamás pasar por encima suyo. No siente ninguna contemplación en exigir al entorno que le adulen, le brinden su propia vida, ni siquiera aparece un ápice de empatía, cuando el otro con osadía, le intenta mostrar que está extenuado de tanto brindarle su propia vida. Los privilegios los obtiene a través de sus artes seductoras, le encanta que le admiren, le llena de orgullo que lo cuiden y que lo mimen, siempre y cuando, en ningún momento esos cuidados le hagan sentirse débil, inferior o atrapado, entonces se revuelve como felino que es, y arremete con todo y con todos sin contemplaciones.
Se enorgullece del reino de poder que ha creado, siente en su propia piel, la satisfacción de que siempre está ostentando la vara que jamás nadie tiene la suficiente osadía para quitarle.
Cuando se agota de tanta responsabilidad por sus dominios, comienza a flaquear, pero siempre lo hace enmascarado, pues no soporta mostrar debilidad.
Pero el gran león, pese a todo lo que más tiene es un enorme y noble Corazón. Sólo tiene que ser autoconsciente de ello para que todo ese poder que sustenta su interior, sea puesto al servicio de Todos. Entonces, es cuando puede mostrar sin tapujos su melena, cuando erigido como dueño absoluto de su reino, muestra por dónde camina respetando el camino de Todos, cuando al poner su poder a disposición de los otros, se convierte de verdad en el más poderoso. Ahora cada cual, con su Corazón visible y con su propio poder personal, caminan unidos sin ningún tipo de lucha ni intención de quererle nada al otro arrebatar.